Reseña del poemario Microquimerismo de Aldo Barucq por Didier Armas

 El título del poemario de Aldo Barucq, Microquimerismo, es un término médico

para referirse al intercambio de células fetales y de células de la madre en el

vientre materno durante el embarazo. Aldo utiliza esta metáfora para realizar

diálogos de sangre más allá del embarazo y el parto, ya que algunas células que

comparten madre e hijo persisten por décadas en el cuerpo del otro. Entonces,

¿qué transmigra con nosotros?, ¿las condenas familiares que habitan en la

sangre?, ¿la plancha de mamá que nunca pudo desarrugar el tiempo enraizado en

su piel? ¿la educación del alma?, ¿el naufragio en las afinidades impuestas por el

padre?, ¿una miga de luz sin la oscuridad de la madre?

En un efecto polifónico, la voz de la madre, la abuela, el padre, el hijo, los

autores alrededor de este poemario quimérico, devastan las fronteras para

conversar: voz con voz engranar el rio de resonancias, y relatar así la frágil

temporalidad de hechos que urden e individualizan a una familia, la multiplicidad

de futuros que se afantasman.

El autor edifica el libro con un lenguaje franco y directo, aunque Borges

diría: “La sencillez no es nada sino una modesta y secreta complejidad”. Nos habla

con ligereza para que detectemos –sin escapatoria- la temática, para llevarnos

metáfora a metáfora, ladrillo a ladrillo, a la casa embrujada que ronda su mente.

Baruq resuelve el libro desde lo ensayístico, con un discurso que va desde

lo científico a lo literario, de lo mítico a lo filosófico, la coexistencia de estos

discursos enriquece aún más el carácter microquimérico del libro.

Microquimerismo: la sangre que se ramifica y hace camino. Esta también es una

reseña microquimérica.

Betty Friedman llamó “el problema que no tiene nombre” a las frustraciones

de muchas mujeres por estar en sus casas como amas de casa o maternando,


esta es otra de las grandes problemáticas que aborda el libro desde la perspectiva

del hijo, que no usurpa el rol, sino comprende. Mónica Ojeda dice que: “los hijos

canibalizan a sus madres de la leche al hueso. El amor empieza con una mordida

y un dejarse morder.” También, los hijos canibalizan el tiempo de la madre,

devoran el futuro de su rol social y profesional, a la vez los hijos son habitados por

los ideales de la madre. El tiempo que no se recobra obliga a las madres a echar

raíces al centro de una casa vieja, al centro de un recuerdo, y he aquí otra

pregunta que se desenreda de entre los versos del autor: ¿sacrificaríamos nuestro

pasado por restaurar el futuro de nuestra madre? Bell Hooks conecta este

potencial de transformación con una toma de conciencia del sexismo que no debe

quedarse en las mujeres, sino que debe de llegar también a los hombres, para que

se hagan conscientes de su sexismo y renuncien a sus privilegios masculinos.

Pero qué hacer cuando la madre ha partido, ¿se marcha con una porción de

nuestro futuro?, ¿uno arrancado de nuestra alma? No hay tecnología que me

regrese al vientre de mi madre para morir plácido/ en la tumba conocida, versa

Barucq, y dice Adrienne Rich como una máxima indeleble para la humanidad:

“Todos y todas nacemos de mujer”, por eso leer el poemario Microquimerismo es

denacer, liberar de la condena histórica de la sangre, volver de la ceniza a la

madera, la oportunidad de recobrar el tiempo perdido a la manera de Marcel

Proust.

En Baruqc la preocupación por el tiempo es una constante: Para matar el

tiempo no necesito un revólver. Basta con hacer planes a Futuro. Y es que el

Tiempo es uno de los fenómenos más misteriosos y atrayentes, radica una

incapacidad de alcanzar una respuesta definitiva y satisfactoria acerca de su

verdadera naturaleza. Todo lo muda el tiempo, Filis mía, escribe el poeta José

Caldaso, pero el tiempo no es sólo el movimiento del antes al después, es la

cuarta dimensión, y Barucq plasma esta noción durante las 93 cuartillas del

poemario, por sorpresa nos ofrece una rebanada rancia de futuro, o de sus

bolsillos nos sopla a la cara las cenizas del futuro. Domina las variables lógicas

que a simple vista parecerían contradictorias. La física moderna de Feyman

muestra que la simetría temporal existe: “El hecho de que siempre veamos un


vaso de agua caerse de una mesa y volcar su contenido al suelo, no quiere decir

que el proceso inverso esté excluido del campo de las posibilidades”, hay algo

más en la poética de Microquimerismo, más que los pasados proliferantes, existe

un impulso al escape de la temporalidad por el dolor a la perdida de los nuestros,

en un intento por reformar el tiempo con mayores dotes de humanismo,

desotoñarlo, evitar el marchitar del Árbol de la vida.

A través de los mecanismos del sarcasmo y la ironía, Barucq analiza el

tedio y la carencia de significado de la vida moderna: La vida es santa, excepto

cuando te ladra, dicen, versos que invitan a la reflexión de lo cotidiano.

Microquimerismo: el entreverado de tonalidades poéticas: amor, odio, mofa,

revelación, incertidumbre.

La poesía es la invención de una imagen novedosa, que impone una

visión distinta de la que tenemos todos los días, precisa Labastida, alude a la

realidad pero la transforma en otra cosa. Barucq desautomatiza el lenguaje

coloquial para sublimarlo.

Estamos ante un poemario que confiesa lúcidamente sus abismos.

Microquimerismo: padre, madre, hijo, casa, infestado uno por el otro de fragmentos del ayer.






Semblanza
Aldo Barucq. 17 febrero de 1994. Nacido en Aguascalientes, México. Licenciado en
Filosofía por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Becario PECDA Aguascalientes
en la categoría de Novela, 2021.  Autor de la novela “Gang Bang” por Crisálida Ediciones,
SLP 2020.  Becario Interfaz “Los signos en rotación”, GTO 2018.  Integrante del Primer y
Segundo Encuentro de Narradores de Aguascalientes. Premio Interuniversitario de Cuento
Felipe González San José, 2017.  Premio Estatal de Ensayo José Guadalupe Posada,
INJUVA, 2016.  Ha publicado cuento, ensayo y poesía en revistas y antologías a nivel nacional.






Semblanza


Didier Armas, San Luis Potosí, México, 14 de noviembre de 1988. Estudió Lengua

y Literaturas Hispánicas en UNAM. Mención honorifica en el concurso Punto de

Partida UNAM No.48. Becario en el Festival Cultural Interfaz- ISSSTE 2017.

Finalista en el Premio Gerardo Diego de Poesía (España) 2019. Ganador del

primer Premio de Poesía Félix Dauajare 2022, con la obra “La última Flecha”.    

Publicación en las revistas Taller Igitur, La Raíz Invertida, Campo de Plumas,

Vislumbre, Punto en línea, De-lirio, Círculo de Poesía, entre otras. Actualmente es

beneficiario de la beca que otorga el Programa Estatal de Creadores de Arte

S.L.P., Jóvenes Creadores, 2023-2024.


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