La palabra que forja los recuerdos, reseña del libro Mecánica de la materia de Oliver Guevara

Por Jeanne Karen

 

 

 

Si volvemos a la Poética del Espacio de Bachelard, seguramente en algún punto terminaremos observando con detenimiento cada poema primero como una construcción de imágenes y luego como una revelación de significados.

En la poesía la materia puede pesar o llegar a la ligereza de lo oscuro, de lo desconocido, de lo que está en otra parte. El poeta Oliver Guevara atraviesa una noche en nuestro pecho, nos muestra los cimientos del espíritu del hombre moderno, sus eternas preocupaciones, su trashumancia, el poder que tiene sobre lo que existe, aunque a veces la vida misma le arrebate esa luz que todo lo define.

En Mecánica de la materia vamos a encontrar un poemario por demás particular porque no está justificado por secciones, los primeros poemas nos remiten inevitablemente a la bóveda celeste, solamente para dejarnos caer en un sitio donde ni lugar ni tiempo son posibilidad, aquí el poeta nos da la premisa del libro: debemos voltear al cielo para conocer nuestro propio apotegma, nuestra materia.

Los poemas de esta primera parte brillan por su lenguaje directo, son dardos al iris, explosiones plantadas en nuestro yo lector como soles en extinción y nos quedamos ante una luminosidad mayor que va a desaparecer después de millones de años; somos lectores perplejos ante versos como:

Haberse contemplado una vez

                                            eso es suficiente

premura que nos sobrepasa

                                    una y otra vez

en todos los años del mundo

en médula oscura

                             partidaria

                                    de la pausa que concedes

                                                antes de abandonar el rellano

de introducirte en la horizontal puerta que nos presiente.

 

Somos arrojados al mundo dos veces: una por la madre y otra por el poeta, porque somos esa materia pero también inevitablemente nos formaremos de la palabra poética.

Oliver nos remite a la Madre, en una casi abstracta figura donde la vida parece formarse y la muerte dialoga. Es el inicio y el fin de todo, en materia, en especie, somos por la madre, gracias a sus fluidos vitales el polvo de estrellas logró reconstituirse. La madre como nuestra primera casa en el universo, sin dudas regresamos a Bachelard.

Luego viene en el poemario un lago de imposibilidades, el epígrafe puntual de Alejandra Pizarnik para mostrarnos, en el conjunto de poemas, que el horror recorre las calles de la vida, de la infancia con su asombro, de la adolescencia con su angustia. Poemas en donde el poeta se vuelve observador, dicta puntual los días, el movimiento exacto de las cosas, esa materia que ama, cuerpo, piel, ojos, todo se toca, nada queda en el aire. Sin embargo la duda lo inunda, ¿hacer caso de la vocación o dejarse ir por la superficie?

Por extraño que parezca, al final del libro el poeta nos entrega una especie de separata, una rara y tal vez única sección por tener nombre, porque sabemos que lo que se nombra es, lo demás ronda en las posibilidades infinitas, en los espejos. Al llegar a De las propiedades y sus constituyentes, Oliver por fin acepta el peso de la palabra poeta en su vida y deja esos últimos textos como constancia.

Más allá de la duda, de la angustia particular, el poeta en realidad desea con toda la fuerza de su ímpetu, de sus palabras, dejar enclavados los recuerdos, los días, lo terrible y lo hermoso. Celebremos.

 


 
 

 



                                                                                     

Oliver Guevara (San Luis Potosí), es autor de Lagaña de perro, libro de relatos con el que obtuvo una Mención Honorífica en el Premio Nacional de Cuento Bellas Artes San Luis Potosí 2012. En 2011 publicó el cuaderno de poesía Sed de alba. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Durante una década se desempeñó como periodista de la nota roja. En el año 2014 ganó el Premio Manuel José Othón en poesía con el libro Mecánica de la materia. Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico en el año 2015. En 2018 obtuvo el Premio de Literatura Manuel José Othón de narrativa con el libro La rabia y sus días. 

 

 


 

 

 

 

                          Jeanne Karen (San Luis Potosí) Poeta, activista cultural, creadora digital. Ha publicado más de diez libros, ganadora de los premios Manuel José Othón, en tres ocasiones y el Premio Salvador Gallardo Dávalos en 1999. Su trabajo se ha dado a conocer en varios países: España, Estados Unidos, Canadá, Portugal y Costa Rica. Su obra es difundida ampliamante a través de la Web. 

 

 

 

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