Reseña de la antología El lejano Oriente en la poesía mexicana de Elsa Cross por Didier Armas

 


La importancia de las antologías radica en la colección de sus textos literarios, los

cuales son una propuesta que se orienta a la selección ya sea generacional o

conceptual, y además configura la estética de las épocas venideras. Alfonso

Reyes reconoce lo anterior, puesto que apela a una doble función: crítica e

histórica. La primera donde se asume o prima el gusto del

antalogador/antologadora, y la segunda fundamental para un proyecto histórico

nemotécnico. Aquí las y los autores resultan en la sumatoria de arcos torii que se

erigen y enfilan para honrar el «lugar donde se posan los pájaros».

El volumen El lejano Oriente en la poesía Mexicana engloba a 141 autores

que exploran temáticas, líricas, filosofías e imágenes, de ese gran y vasto

continente, el orden va de acuerdo al natalicio de los y las poetas, empezando por

el poeta modernista José Juan Tablada, quien fue el primero en avocar su espíritu

a las tradiciones japonesas: asimila la contemplación por la naturaleza, la

sugerencia y los silencios, sin ser el creador del haiku es sin duda el que mayor

repercusión tiene en esta forma poética (en la sección Poemas sintéticos, tankas y

haikús, se dedican sendas hojas a la tradición breve). Las 828 páginas del libro

fueron prologadas por Elsa Cross y coeditadas por la Universidad Autónoma de

México, la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma de

Sinaloa y por Vaso Roto Ediciones. La portada es un cuadro de Miguel

Covarrubias pintado entre 1930 y 1937, titulado “Balinesa con tocado Gelung

Agung”.

El prólogo erudito de Elsa Cross despierta un panorama lírico de principios

del S. XX que no se había explotado con tal escrutinio, ya que conlleva una

diversidad sorprendente: erectas a la gloria de los Budas; La Montaña Amarilla de

cuatro mil «yen»; donde Shiva es el resplandor más allá de la cordillera del

Himalaya; invasores nipones y Aisin Gioro Pu Yi; Odres de alucinación y alegría;


Esas vacas lentas/ Reinas del tránsito; la India Song; un velador palestino que

señaló la huella del ángel; donde El árbol breve tiene las manos en mudra Zen;

zarpar hacia el Índico navegando sobre un índice; ese viejo papel de China/

levitando a su antojo; oír la floración de los cerezos/ con los átomos del cuerpo, y

un sinfín de versos donde encarnaremos una aventura marcopoliana.

Culturalmente es de tal riqueza que al final del libro se añade un glosario de

términos para el avezado, que ayudará no solo a comprender el objeto, sino

establecer un vínculo con las ideas y pensamientos –esas sí- alejadísimas de

Occidente, es una dadiva que se agradece a la poeta Elsa Cross.

Hay un colorido de sincretismos ya que los mexicanismos (sobre todo en los

poetas modernistas antologados) permean los versos en un desorden aparente de

marfiles chinos e ídolos aztecas. La poesía de Octavio Paz vuelve a edificar el

puente entre ambos continentes (puesto que los poetas contemporáneos pierden

el interés) con numerosas traducciones de poemas chinos, japoneses e hindúes

desde el inglés y el francés, Paz capta y propone, ampliando los modos y

estructuras del pensamiento encaminados a la poesía por una intuición de lo

simultaneo y circular propias de Oriente. Asimismo, el lector encontrará vínculos

de aprendizaje, por ejemplo, el que se forma a partir de la poesía y taller de Juan

Martínez, donde se aprecia una poderosa inquietud metafísica, que influye en

Alberto Blanco (de poesía suave y maravillosa), Luis Cortés Bargallo y en el poeta

José Vicente Anaya, quien confiesa ser influido directamente por su éthos, libertad

y creatividad.

Sin despreciar las tradiciones poéticas que se manifiestan en los países de

Oriente, las que más figuran en la tradición mexicana son las de China, Japón e

India, y ello se representa con altiva preponderancia en los autores que componen

el índice de El lejano Oriente de la poesía mexicana, ¿a qué se debe? Veamos,

numerosos poetas recorren diversas épocas y ópticas por medio de viajes que

realizan al extranjero, el contacto directo con lugares sagrados, tradiciones

espirituales, ritos, mitos y festividades, provoca una efusión verbal que se

manifiesta en poemas de visiones contrastantes: José Juan Tablada, Francisco


Monteverde, Francisco Serrano, Coral, Bracho, Homero Aridjis, Octavio Paz, entre

una larga lista, posee la oportunidad de conocer el sol nipón; a China viajan Juan

Gelman, Carlos Montemayor, Alberto Ruy Sánchez, Jorge Fernández Granados,

Miguel Ángel Flores, Claudia Rascón, y un largo más; a India, Myriam Moscona,

Margo Glantz, Francisco Hernández, Ester Seligson, Ursus Sartoris (que vale

laurearle la mención, ya que emprende su viaje en bicicleta desde Verona hasta

las faldas de los Himalayas), entre muchos otros; si bien la experiencia estética se

puede crear a través de las residencias, el punto de partida de otros poetas de

esta antología es el embelesamiento por la lectura de traducciones, por la

cercanía visual a obras plásticas, o bien el anime y las caricaturas animadas que

llegaron en tsunami a las pantallas a partir de los setentas; unos cuantos son los

distinguidos que tienen un lazo de sangre con Oriente, ellos son el caso de

Roberto Rico Chong, Óscar Wong, Selfa Chew y Dulce Chiang, todos sino-

mexicanos. Quizá la cercanía con estos tres países en particular se deba a todas

luces al impulso por adentrarse en los enigmas que entrañan, a desenvolver el

pensamiento en prácticas de reflexión y contemplación que se diferencian por la

cosmovisión, conservación y registro cultural que deviene en un estanque

milenario, y es sumamente tentador lanzar el señuelo de la caña a China, India o

Japón por su aglomerado de sabiduría, quizá eso sea. Con lo anterior me atrevo a

vislumbrar un nodo poético en los antologados, y es que una de las labores del

poeta es mantener su creación vital en constante pujanza, ya sea con

desplazamientos espirituales o articulaciones estéticas, la mirada del poeta

plasma incluso aquello que no existe.




Semblanza Elsa Cross


Nació en la Ciudad de México, el 6 de marzo de 1946. Poeta, ensayista y

traductora. Doctora en Filosofía por la UNAM, donde actualmente es profesora

titular de Filosofìa de la Religión en la FFyL. Estudió Filosofía Oriental y

Meditación por dos años en Ganéshpuri, India. Ha sido profesora en la Escuela de

Arte Teatral del INBA y codirectora de la Casa del Poeta. Fue Becaria del CME en

1971 y 1979; del INBA/FONAPAS en 1981 y del FONCA en 1990. Miembro del

SNCA en 1993 y 2002. Su obra ha aparecido en An Nahar (Líbano), Anuario del

Mediodía, Black Warrior, Blue Window, Caravannes, Casa del Tiempo, Casa de

las Américas (Cuba), Cuadernos Hispanoamericanos, Debats (España), Diálogos,

El Urogallo, Escandalar, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, La Palabra y El

Hombre, La Sape, Le Courrier, Le Journal des poètes, Mindprint, Natural

Bridge (Estados Unidos), Nouvelle Revue Francaise (Francia), Onthebus, Poésie,

Poesia Sempre, Prometeo (Colombia), Quimer, Revista de Bellas Artes, Revista

de la Universidad, Revolver (Bélgica) Sibila (Brasil), The Guadalupe Review, Tierra

Adentro y Vuelta, entre otras publicaciones. Algunos de sus libros han sido

editados en Bélgica, España, Estados Unidos y Canadá. Entre sus

reconocimientos se encuentran el Premio Diana Moreno Toscano 1967 y el primer

lugar en la categoría de Poesía del Concurso Nacional de la Juventud 1971 (SEP)

por La dama de la torre. Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1989 por El

diván de Antar. Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 1992 por su

libro Moira. Premio de Poesía Jaime Sabines-Lapointe 2007, otorgado en Québec,

Canadá, por el conjunto de su obra. Premio Xavier Villaurrutia 2007 (junto con

Pura López Colomé) por Cuaderno de Amorgós. Premio Universidad Nacional

2009. Premio Roger Callois 2010. Medalla de Bellas Artes 2012 en reconocimiento

a su trayectoria. Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura

2016. Premio Iberoamericano Ramón López Velarde 2019. Su poesía ha sido

incluida en más de 50 antologías de doce países. Su poemario El diván de

Antar se incluye en la compilación Premio de Poesía Aguascalientes 30 años,


1988-1997 editado por Joaquín Mortiz, el Gob. del Edo. de Aguascalientes y el

INBA, en 1997.















Didier Armas 


San Luis Potosí, México, 14 de noviembre de 1988. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en UNAM FES- Acatlán. Mención honorifica en elconcurso Punto de Partida UNAM No.48. Becario en el Festival Cultural Interfaz-ISSSTE 2017. Finalista en el Premio Gerardo Diego de Poesía (España) 2019. Ganador del primer Premio de Poesía Félix Dauajare 2022, con la obra “La últimaFlecha”. Publicación en las revistas Taller Igitur, La Raíz Invertida, Campo de Plumas, Vislumbre, Punto en línea, De-lirio, Círculo de Poesía, entre otras. Actualmente es beneficiario de la beca que otorga el PECDA SLP.



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